lunes, 4 de julio de 2016

TABARCA, LA DESCONOCIDA ISLA DE LOS POETAS

En esta ocasión, ya que se acerca el verano os vamos a hablar de un lugar poco conocido para gente que no suela ir por el levante, la isla de Tabarca. 

Hace ya un tiempo os hablamos del archipiélago gallego (Islas Cíes), Tabarca es completamente diferente, un pequeño diamante del mar mediterráneo, que me trae unos recuerdos maravillosos de infancia junto a mi padre, mi madre y mis hermanos. 

Para llegar allí se puede ir desde diferentes puntos de la geografía alicantina, Santa Pola, Torrevieja, Alicante, etc. Tanto pequeños barcos como lanchas rápidas van y vienen a lo largo del día, la experiencia de ir en lancha rápida es bastante recomendable. Cuando fuimos a visitar Tabarca, en un principio pensamos ir en barco, un paseo tranquilo con innumerables compañeros de viaje entre los que se encuentran familias con niños, parejas, trabajadores de la isla, etc. Pero nos ofrecieron la posibilidad de acercarnos en lancha rápida así que decidimos dejarnos llevar y allí nos plantamos, eso sí, nos pusimos empapados por cada golpe de ola que tomábamos, no cabe duda que íbamos bien fresquitos durante nuestro trayecto. El precio de ambas modalidades rondaba los 10€ ida y vuelta por persona. 

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Una vez allí, recomendamos que lo primero que se debe hacer sea reservar mesa en uno de los restaurantes, uno no puede irse de Tabarca sin probar su maravillosa gastronomía, que bien es escasa pero exquisita, hay muchos restaurantes a lo largo de la isla pero la cantidad de gente que va desborda cada uno de ellos, sobre todo en los meses de verano. Los precios son algo elevados y puede que el trato sea exquisito como la primera vez que nos acercamos, nos pusieron en una mesa solos con unas vistas maravillosas al mar y un servicio atento y agradable, o un trato mediocre como la segunda vez que estuvimos por allí en otro restaurante diferente (tenemos la suerte de contar con una casa cerca y podemos visitar la isla con asiduidad). 

Hay una única playa, con servicio de tumbonas, socorristas, policía local, baños… eso si arena como en la mayoría de las playas del levante no vais a encontrar, es una playa de piedrecitas, sumergida dentro de un agua cristalina, con cantidad de peces nadando a tu alrededor. Como en todas las playas del levante, se pueden recorrer bastantes metros sin que te cubra mucho y la temperatura es la media típica del mediterráneo. Además nos encontramos con un par de calas en las que se permite el baño en la zona, y en las que podéis practicar snorkel, buceo, etc. Es muy recomendable hacerlo, puesto que las aguas cristalinas invitan a ello y además, podréis meteros en una pequeña cueva que se encuentra en el fondo del mar, también lograréis observar la infinidad de peces que se encuentran por la zona y que podréis reconocer gracias a numerosos carteles informando de lo que podréis observar en el fondo marino de Tabarca. 


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¿Y qué se puede ver en Tabarca? Mucho no hay porque es una isla muy muy pequeña, en 2 horas como mucho os recorréis la isla entera, pero tiene sus rincones interesantes y algunos monumentos que datan incluso de la época romana. Tabarca está parcialmente amurallada y en ella se encuentra la Puerta de San Rafael situada al este y es la vía de comunicación entre las viviendas y el puerto, la puerta de San Gabriel que se sitúa en el oeste y da paso a la antigua cantera, la puerta de San Miguel es la de menor tamaño que da a una pequeña cala. La iglesia de San Pedro y San Pablo con inspiración barroca se construyó alrededor del año 1770, lo más llamativo es que es algo grande para el lugar en el que se encuentra. Tiene un pequeño museo naval en el que se muestra la historia de esta pequeña isla, nosotros no hemos podido entrar porque ambas veces se encontraba cerrado. Además podéis ver La Torre de San José y el faro, en la actualidad se encuentran con programas de rehabilitación y recuperación del entorno y edificios. Cuando recorráis las calles de Tabarca, veréis que en dicha isla hay construcciones de casas particulares, para aquellos que queráis estar más de un día de visita, vimos que se alquilaban tanto algunas casas como pequeños estudios. 

Allí encontraréis además de los diversos restaurantes otros comercios diversos, tanto de alimentación como de ropa, souvenirs, utensilios diversos de playa, etc. Tiene una plaza central donde encontraréis algunos columpios para los más pequeños, descansar allí tanto en los bancos como en los polletes después de comer a la sombra se agradece. Como curiosidad el final de la playa en un pequeño “acantilado” de fácil acceso se encuentra una pequeña capilla que venera a una virgen incrustada en la roca. 


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Tabarca es un lugar idóneo para pasar un par de días descansando bajo el sol, un lugar que te aportará tranquilidad, calma y la paz necesaria para descansar del ajetreo de las grandes ciudades, no encontrarás ni tan siquiera coches que circulan por las calles, un lugar ideal para vacacionar en familia.

Valoración de la isla: 5,2

domingo, 22 de mayo de 2016

SEVILLA TIENE UN COLOR ESPECIAL

Después de mucho tiempo desaparecidos, volvemos con una de las mejores ciudades que podréis visitar, no solo de Andalucía si no de España, Sevilla.
Es indudable que la capital andaluza tiene duende, tiene algo especial, un embrujo que te cautiva con su atardecer y anochecer mágico.

Hay muchísimo que ver por lo que se necesitan un mínimo 3 días completos para recorrer los rincones más importantes de la ciudad. Os recomendamos que os hagáis con la tarjeta “Sevilla Pass”, por el mero hecho de ahorraros las colas en algunos monumentos, además incluye un paseo por el Guadalquivir maravilloso.

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Lo primero que debéis hacer es obtener un mapa y dividirlo para poder ver la ciudad por zonas concretas y no tardéis tanto andando de un sitio a otro, puesto que, la cuidad andaluza es muy grande y de un punto a otro tiene largas distancias a pie, también es imprescindible que conozcáis los horarios de los diferentes monumentos a visitar.

Nosotros os vamos a hacer aquí un pequeño recorrido por zonas muy aproximado, sin tener en cuenta las horas de los monumentos puesto que todo dependerá de la época del año en la visitéis Sevilla.

Nos hospedamos en el albergue juvenil que está en la Avenida de la Palmera, gracias a un premio que nos tocó.

El primer día por la mañana podéis visitar el Parque de María Luisa, es inmenso y una de las joyas de Sevilla, uno de los lugares favoritas de Ana, sin duda alguna. En 1893 Mª Luisa Fernanda de Orleans hizo un majestuoso regalo a la ciudad de Sevilla, un jardín único e inimitable, con aires islámicos, ingleses y franceses repleto de arboledas, setos, fuentes, rincones y senderos cargados de sensualidad y embriagadores. Dicho parque lo embelleció con la Plaza de América y la extraordinaria Plaza de España.


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Pasear por el inmenso parque y encontrarse un estanque con cisnes, patos y pavos reales que disfrutan del agua que refleja los árboles conocido como la “Isleta de los pájaros”, glorietas mágicas como la de Bécquer que fue dedicada a éste en 1911. Es de forma circular, en su centro se encuentra un impresionante árbol que da sombra al recinto, en ella se encuentran tres mujeres vestidas de la época representando de las tres etapas del amor, el amor ilusionado, el amor poseído y el amor perdido, además también se puede ver la figura de Bécquer.  

Paseando podréis disfrutar de diferentes fuentes con bellísimos jardines a su alrededor, múltiples glorietas, el conocido monte “Gurugú”, una pequeña elevación acabada en una cúpula donde se puede divisar todo el parque, con una cascada haciéndolo de éste un rincón único y especial dentro del parque.

Si continuáis con la ruta pronto os encontraréis con la Plaza de América en la que podemos descubrir el Pabellón Mudéjar, el Pabellón Renacentista y el Pabellón Gótico, construidos durante la Exposición Ibero-Americana de 1929, todos ellos acompañados de la fuente de azulejos hacen de él un espacio sublime en el parque.

A continuación os toparéis, por supuesto, con la gran joya del parque de María Luisa, La Plaza de España, uno de los rincones más visitados y  una cita ineludible para todo aquel turista que se precie de la capital andaluza. El espacio en si es espectacular, tanto de día como de noche, no os arrepentiréis al disfrutar de este esplendido entorno. Es muy típico hacerse una foto en la provincia de donde se es cada uno, así como, contemplar las barcas navegando por el estanque, disfrutar de la enorme fuente y de la estatua de Aníbal González situada enfrente de la plaza y relajarse viendo pasear a los transeúntes.

En la plaza de España encontraréis las típicas calesas o coches de caballos, para pasear subidos por el centro de Sevilla, para mi punto de vista el precio para los turistas españoles de a pie es un autentico robo. Los precios van de 45 a 60 € y dura entre 45 y 1 hora el recorrido si son algo generosos.


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Cerca del parque de María Luisa está el Palacio de San Telmo un palacio muy grande con forma rectangular construido entre los siglos XVII y XVIII de estilo barroco, lo más impresionante del palacio sin duda es su fachada. En frente de éste se encuentra la Universidad de Sevilla, un edificio construido también en el siglo XVIII,  allí mismo podréis dar una vuelta por la céntrica Puerta de Jerez donde se encuentra la conocida fuente de Sevilla.

Para culminar la mañana se puede visitar otros de los puntos más emblemáticos de Sevilla, “La Torre del Oro” construida en el siglo XII, hay dos teorías de porque se llama así, una por los reflejos de la luz del sol sobre sus azulejos, otra por la cantidad de tesoros que guardaba en la época dorada del Imperio. Dentro se encuentra el museo de la armada, y en lo alto de ésta tendremos unas vistas privilegiadas de la ciudad, sobretodo del rio Guadalquivir y de la Giralda. El horario de visita de la Torre del Oro es de 10:00 a 14:00 horas.

Si habéis cogido la tarjeta “Sevilla Pass”  justo debajo de la Torre del Oro se realizan paseos de una hora por el río Guadalquivir, sería el momento ideal para  darlo, aunque la idea de navegar por el Guadalquivir al atardecer, es sin duda maravillosa.

Una vez hayáis repuesto fuerzas y tras el paseo por el Guadalquivir (si lo habéis hecho) es el momento de ir al famosísimo y popular barrio de Triana, una auténtica obra de arte tanto por sus callejuelas como por la gente que habita en ellas. Antes  podréis aprovechar el tiempo y visitar una de las plazas taurinas más importantes del mundo, “La Maestranza”, durante el recorrido os relatarán la historia de este arte, así como anécdotas, etc.


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En esta zona podéis ver la Plaza de Cuba, pasear por la calle Betis donde hay multitud de terrazas para tomar algo disfrutando de las vistas del Guadalquivir y la Torre del Oro, por la calle Pureza donde se encuentra la Iglesia de Santa Ana uno de los monumentos más antiguos de Sevilla construida en el año 1280 por orden del rey Alfonso X y también la Capilla de los Marineros donde se encuentra la famosísima Esperanza de Triana y el Cristo de las Tres Caídas de Sevilla. Detalles sevillanos que hacen del paseo un agradable recorrido, lleno de historia y cultura con el más puro sabor andaluz.

El puente por antonomasia, es el Puente de Isabel II, popularmente conocido por el Puente de Triana que fue construido a finales del siglo XIX. Estar sentado en la noche a orillas del rio Guadalquivir viendo el Puente de Triana iluminado es una de las estampas más características y emotivas que podréis recordar de la ciudad. Además podréis degustar de la cocina típica en sus alrededores.

El Castillo de San Jorge se encuentra justo pasando el Puente y data del siglo X aunque lo que se conserva en la actualidad es del siglo XV y para terminar el recorrido por el barrio de Triana justo anexo al Castillo se encuentra la Plaza del Altozano donde se encuentra el monumento al arte flamenco, una verdadera maravilla que no dejará indiferente a nadie.

El segundo día en Sevilla sería el más completo a la hora de ver la ciudad, se recorrería todo el centro histórico.


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Lo primero que se debería hacer es ver tanto la Catedral como la Giralda, la Catedral es una de las más bellas de España y sin ninguna duda os recomendamos que entréis a verla, como detalle decir que es una de las más grandes del país, se empezó a construir en 1401, y tiene múltiples estilos arquitectónicos aunque destacan el gótico y el barroco. En su interior moran para la eternidad Alfonso X, Cristóbal Colón, Fernando III entre otros ilustres personajes de nuestra historia.

Uno de los lugares más importantes dentro de la catedral es el patio de los naranjos que será el último punto antes de volver a la calle saliendo por la magnífica Puerta del Perdón.

Tanto su interior como su exterior son fascinantes, no os dejéis ningún rincón de esta magnífica catedral, hablando un poquito de su fachada os contamos que en la parte oeste se encuentra la Portada del Bautismo que representa el bautizo de Cristo, Portada de la Asunción y la Portada de San Miguel que representa el nacimiento de Cristo; en la fachada sur se encuentra la Puerta de San Cristóbal; en la fachada norte se encuentra la bellísima Puerta de la Concepción, la Puerta del Lagarto, la Puerta del Sagrario y la Puerta del Perdón, como comenzamos anteriormente; por último en la fachada este se encuentra la Puerta de Palos y la Puerta de Campanillas.

Como no hablar del campanario de la Catedral, la famosísima Giralda, visita obligada de la ciudad, para subir a lo alto de ella  deberéis ascender por una larguísimas rampas, que cualquier persona la puede subir sin dificultad. Las vistas de toda Sevilla son espectaculares, ver desde allí arriba el Alcázar y sus jardines, el Guadalquivir, sus diferentes barrios, es algo que no os debéis perder. En su cúspide se alza el Giraldillo, estatua que hace las funciones de veleta.

  
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Una vez salgáis de la catedral, os encontraréis con diferentes monumentos y plazas anexas a ésta; en primer lugar  veremos la Plaza del Triunfo una de las más turísticas de Sevilla, es peatonal y ajardinada, en ella se encuentra el templete del Triunfo y el monumento a la Inmaculada Concepción, como curiosidad deciros que esta plaza es un auténtico “parking” de calesas, por otro lado hablaros de la Plaza del Cabildo es un lugar muy tranquilo y está un poco escondido se accede a ella por la Avenida de la Constitución. Anexo a la Catedral sevillana se encuentra otro de los monumentos importantes de Sevilla, el Archivo General de Indias donde se guardan los archivos referentes a las colonias españolas, otra visita obligada, sin duda.

Una recomendación que desde aquí os hacemos es pasear por los alrededores de la Giralda, el Alcázar, la Catedral en la tranquilidad de la noche, sentarse en los bancos que hay debajo de los naranjos y contemplar la majestuosidad de la Giralda y ver los monumentos iluminados es algo  apasionante y asombroso y si tenéis la suerte, como nosotros en su momento, de poder disfrutar de los músicos ambulantes que deleitaban la noche con sus guitarras y cantos, Sevilla os demostrará que desde luego tiene un color, un sabor y un embrujo que la hacen especial.

Antes de visitar El Alcázar y para finalizar el recorrido de la mañana os recomendamos que os deis un paseo por el Ayuntamiento, la Calle Sierpes, la Iglesia de la Anunciación y un poco más adelante la Iglesia de San Pedro realizada en el siglo XVII por Diego de Quesada, su torre es la segunda más alta de Sevilla justo por detrás de la Giralda, la Iglesia del Salvador construida con ladrillo rojizo y piedra de estilo plenamente barroco es del siglo XVII, es la segunda iglesia más grande e importante de la capital hispalense situada en la plaza del mismo nombre, buen lugar además para un tapeo de media mañana con una raciones abundantes y sabrosas, no olvidéis visitar la Iglesia de San Isidoro del siglo XIV.

Nosotros os recomendamos que este día comáis por el barrio de Santa Cruz hay lugares en los que se come bien y barato, nosotros comimos un menú por unos 10€ que fue un auténtico lujo. En este barrio encontraréis rincones con un encanto especial como la Plaza de la Alianza; la Iglesia de la Santa Cruz, iglesia de estilo barroco del siglo XVII; la Plaza de Doña Elvira un rincón de Sevilla con mucho encanto; o la Plaza de Santa Marta.


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Una vez se han repuesto fuerzas durante la comida la primera parada de la tarde debería ser en el Real Alcázar, es el monumento más visitado de la ciudad, simplemente es magnífico. Cuando entréis es como si os trasportara a otra época, a otro lugar. Es un conjunto de palacios rodeados por una muralla, se sitúa justo al lado de la Catedral y su construcción se inició en la Alta Edad Media, tiene diferentes estilos arquitectónicos que han sido realizados a lo largo de la historia, pasando por el islámico, el mudéjar, el gótico hasta el renacentista y el barroco. Cuenta diferentes estancias muy llamativas, la Puerta del León es la zona de acceso a éste, algunas de las salas más importantes son la Sala de la Justicia y el Patio de la Montería. Y por supuesto tenemos que hablar de sus excelentes y asombrosos jardines en los que destacan estilos renacentistas, modernos y árabes, en esta joya arquitectónica destaca el Estanque de Mercurio, el jardín de Troya o el jardín de la Galera entre otras magníficas estancias, antes de abandonar el Alcázar hay que pasar por el Patio de Banderas donde, mientras vamos caminando hacia la salida veremos cómo nos va recibiendo la Giralda de Sevilla.

Finalizada la visita al Alcázar se puede ir a la parte posterior de éste donde se encuentra un alargado parque que contiene el Monumento a Colón, en los jardines de Murillo y desde aquí llegar al Palacio de la Buharia que se encuentra en el barrio de Nervión y un lugar esplendido para pasear por sus jardines, este palacio árabe fue construido por el califa Abu Ya Qub Yusuf.

Para terminar nuestro último punto del segundo día de visita nos dirigimos al Metropol parasol o “las setas” como más popularmente se conoce a esta edificación moderna en la que se puede subir y pasear sobre ella observando desde una altura privilegiada la ciudad.

Ya en el último día de recorrido de la ciudad podréis visitar la parte norte de la ciudad y las diferentes iglesias que por allí se encuentran, están muy repartidas pero merece la pena ir paseando y pasear por las diferentes calles, callejuelas, plazas...


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El primer punto en el que iniciaremos la visita de este tercer y último día será la Casa de Pilatos uno de los edificios que merece mucho la pena visitar, si anteriormente habéis obtenido la tarjeta “Sevilla Pass” la entrada será gratuita, si no tampoco tiene un precio muy elevado. La fachada puede que sea poco llamativa pero el tesoro se encuentra en el interior, se comenzó a construir en 1483 en el barrio de la judería. El patio principal es una joya, en él hay cuatro estatuas, dos representan a Atenea, otra a Ceres y la última a una musa, además de 24 bustos de diferentes emperadores romanos. La fuente central deleita con sus sonidos al visitante que deja todos sus sentidos sometidos al lugar y no podemos dejar de nombrar el Jardín Grande, la guinda a este espléndido paraje.

Los siguientes puntos a visitar en este recorrido serán la Iglesia San Esteban, que se encuentra en pleno barrio de Santa Cruz y ubicado muy cerca de la Casa de Pilatos y; la Iglesia San Ildefonso que también se encuentra en las inmediaciones, con un estilo neoclásico, es una iglesia muy llamativa tanto por sus altas torres como por sus colores amarillos y rosados, dicha iglesia fue construida en el siglo XVIII.

El recorrido seguirá con las Iglesia Santa Marina, una de las iglesias más antiguas de la ciudad puesto que data del siglo XIII de estilo gótico-mudéjar; la Iglesia San Julián; la Iglesia de San Marcos y; la Iglesia San Luis que constituye un maravilloso ejemplo de arquitectura barroca del siglo XVIII.
Otro templo que merece la pena visitar, nosotros desgraciadamente nos la encontramos cerrada, es la Iglesia de San Lorenzo y la Basílica del Gran Poder, que es donde se encuentra otra de las imágenes más conocidas de la Madrugá de Sevilla, El Gran Poder. Construida en el siglo XIII.

Desde allí encontraremos en nuestro paseo las columnas de Hércules, en lo alto de éstas se colocaron por un lado la de Hércules y por otro la de Julio César. Se encuentran en la avenida con mismo nombre, es una avenida visitable puesto que dichas columnas son muy llamativas, personalmente tengo un grato recuerdo en esta zona de la ciudad, puesto que en uno de los bares aledaños decidimos ver la final de la Supercopa de Europa entre el R. Madrid C. F. y el equipo más laureado de la ciudad, el Sevilla F. C. en otra visita fugaz que hicimos a la ciudad. 


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Cenamos muy bien y yo pude celebrar los goles de Cristiano Ronaldo sin ningún problema, en primera fila de la terraza y en una pantalla enorme, eso sí oía detrás de mí las lamentaciones de la hinchada de Nervión.

Siguiendo nuestro itinerario  llegaremos a la Basílica de la Macarena, es uno de los templos que a pesar de no encontrarse en el casco histórico, es recomendable visitarlo, nosotros fuimos a Sevilla una semana antes de la Semana Santa y puede que debido a que era domingo y posiblemente se estuvieran haciendo algunos cultos la basílica estaba abarrotada de gente.


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Decidimos acercarnos en coche, aparcar por esta zona es muy complicado, casi imposible, nosotros conseguimos aparcar justo al lado, en la murallas de la Macarena, nunca mejor dicho se nos bajó la Virgen. La fachada de la basílica no dice gran cosa aunque tengo que reconocer que lo que es el lugar parece más pequeño de lo que conocemos por la televisión por la gran cantidad de gente que alberga el lugar en la noche grande, en la Madrugá de Sevilla. Pero la importancia está en su interior, en la Señora, en la Virgen María Santísima de la Esperanza Macarena que data del siglo XVII y a la que el pueblo sevillano le tiene gran devoción, también se encuentra en la basílica Nuestro Padre Jesús de la Sentencia del mismo siglo. Fuera de la basílica, anexo a ella se encuentra el Arco de la Macarena, ambos pasos lo cruzan todas las Madrugás de Semana Santa siempre y cuando no llueva, y la anterior mencionada muralla de la Macarena.

Por último el Monasterio de la Cartuja situado en la isla que lleva el mismo nombre, es un lugar muy tranquilo puesto que se aleja de las zonas céntricas y de mucha afluencia de tráfico, es recomendable llegar hasta aquí en transporte público o en coche propio, en esta zona se aparca bastante bien, puesto que está bastante alejado de los puntos turísticos mencionados anteriormente.

Ya que estoy nombrando lo de ir en coche deciros que los que no conozcáis Sevilla como me pasó a mí y utilicen gps, en muchas de las calles solo pueden circular taxis y autobuses, yo me tuve que saltar esta indicación porque era tal rodeo evitar estas calles que era imposible llegar, tenerlo en cuenta. Otro detalle es que es una ciudad que está muy bien para circular en bici para aquellos que quieran hacer ciclo-turismo que es una gran opción para ver Sevilla porque se disfruta de las calles y se ahorra en tiempo de desplazamiento.


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Por nombrar otros lugares con cierto interés podemos nombrar el Costurero de la Reina es uno de los edificios más peculiares de Sevilla se encuentra cerca del rio Guadalquivir y del Parque de María Luisa y las iglesias de la Caridad y la de la Magdalena. Seguro que habrá muchos otros lugares, plazas, parques que merezcan la pena ver pero no hayamos nombrado, Sevilla tiene infinidad de lugares y sitios por descubrir, aquí os hemos esbozado los más importantes, es una ciudad maravillosa que merece la pena visitar siempre que se pueda ir descubriendo poco a poco esos rincones desconocidos y entrañables de la capital hispalense.


Puntuación de la ciudad: 8,6

miércoles, 29 de julio de 2015

PONTEVEDRA DA DE BEBER A QUIEN PASA

Hoy volvemos para hablaros de una de las ciudades más “desconocidas” y sin duda, más hermosas de España, Pontevedra.

Nos impresionó el encanto de la ciudad gallega, y tuvimos la gran suerte, sin saberlo, de poder disfrutar de las fiestas de La Peregrina, a mediados de Agosto. Nosotros no nos alojamos en la misma ciudad de Pontevedra, nos encontrábamos en un pequeño pueblo anexo, literalmente pegado a Pontevedra, solo separado por el río Lérez. Pero de los pueblos de la ría de Pontevedra ya os hablaremos más adelante. 

Galicia en sí, tiene un encanto especial como ya os hemos hablado en otras ocasiones (La Coruña, Islas Cíes) y Pontevedra no podía ser menos. Es una ciudad pequeña y se pueden ver todos sus rincones a lo largo del día con tranquilidad. "Pontevedra da de beber a quien pasa" es un refrán gallego que expresa muy bien la esencia de esta ciudad: la hospitalidad. 

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Típico de Galicia es que llueva y mientras veíamos Pontevedra nos iba acompañando de vez en cuando una ligera lluvia fina. 

Pero entrando en aquellas cosas que os recomendamos ver posiblemente la más bella de todas es la Iglesia de La Peregrina, es pequeña pero de una gran belleza, posiblemente sea una de las iglesias más bellas que hayamos visto y a la vez tan diferente a las que se suelen ver en otros lugares, de ella destaca la forma de su planta que no es otra que la de una vieira. En el casco histórico de la ciudad se encuentran las ruinas de Santo Domingo, si no recordamos mal la entrada es gratuita, solo se conserva la cabecera de la iglesia y en su interior algunas tumbas, pero es uno de los rincones más llamativos de Pontevedra. Fueron los dominicos a finales del siglo XII quienes comenzaron la construcción de este templo, en el siglo XVIII realizaron una nueva reconstrucción de estilo neoclásico que no pudo concluir. 

Pontevedra posee uno de los cascos antiguos mejor conservados y funcionales de Galicia. El recorrido monumental se puede hacer partiendo sin prisas desde la Alameda pues ya aquí encontrareis interesantes puntos de observación además del esparcimiento en la zona verde. La Alameda lleva oficialmente el nombre del arquitecto Sesmeros. En el extremo principal se puede ver la fuente y monumento dedicado a los héroes de Pontesampaio colocado en el primer centenario de la batalla contra los franceses. El resto conserva el suelo de tierra con amplias avenidas delimitadas por cinco filas de árboles, asientos de piedra y palco de música de planta octogonal. Tiene también infinidad de puentes que cruzan el río Lérez, aunque el más característico de la ciudad es, sin lugar a duda, el puente del Burgo. El mayor museo al aire libre de Galicia se encuentra en una isla fluvial a la que llegan las mareas. Son las junqueras del Lérez, en el trecho final de este río declarado espacio natural protegido, de fácil acceso desde el centro de la ciudad por un agradable paseo. La Isla de las Esculturas acoge una exposición permanente con carácter público de instalaciones artísticas. En total, una docena de obras de arte, aparte de la naturaleza. El elemento común a la mayoría de las obras está en el material utilizado: el granito gallego. El acceso por la pasarela peatonal que cruza el Lérez directamente hasta la isla permite comenzar el circuito por los caminos y pasarelas del parque. La vegetación de la ribera mantiene ecosistemas, como las junqueras silvestres, en los que sobresale la presencia de lavancos y cisnes. 


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Paseando encontraréis la Plaza de la Ferrería una de las más importantes de Pontevedra se sitúa en el corazón de la ciudad y se encuentra el Convento de San Francisco, otro de los monumentos de Pontevedra con gran belleza exterior y anexo a éste en esta misma plaza se encuentra la fuente de la Ferrería y los jardines de Casto San Pedro. La Iglesia de Santa María La Mayor posiblemente sea la más importante de Pontevedra es llamada “la perla del arte gallego”. Esta iglesia tiene una fachada espectacular, no hay que pagar por entrar y os recomendamos que, si la encontráis abierta, paséis a verla. Situada sobre un risco que domina el paso del Lérez por el puente, se observa una amplia visión de la ría y un pequeño tramo de la antigua muralla que aún se conservan. Fue construida por el Gremio de mareantes en la primera mitad del s. XIV y es de estilo gótico tardío, con unap planta basilical con tres naves divididas por ocho columnas, y bóveda de crucería. Su portada occidental emula un retablo de estilo plateresco. Destacan los bustos de Cristobal Colón y Hernán Cortés a ambos lados del rosetón. Una de las iglesias más conocidas de la ciudad es la de San Bartolomé. Construida entre 1696 y 1714, por los jesuitas. Fue la iglesia del colegio que los jesuitas poseyeron en la ciudad entre 1650 y 1767, año de su expulsión de España. Su fachada está decorada con columnas, repisas y ventanas, y símbolos heráldicos de los Andrade, Arando y Guillarei y posee un magnífico claustro y sus dependencias están ocupadas en parte por salas del museo. 

La ciudad tiene muchos rincones diferentes y muchas placitas acogedoras, la Plaza de la Leña, la Plaza de la Verdura, la Plaza de Méndez Núñez que, para nuestro gusto es una de la más bella de Pontevedra y es donde se encuentra una escultura del escritor Valle Inclán; la Plaza de San José, la Plaza de Curros Enriquez, la Plaza de Pradeira, la Plaza de las cinco calles donde se encuentra la vivienda donde estuvo Valle Inclán y un bello cruceiro y la Plaza de Santa María. Es una ciudad con un encanto especial y una de las mejores para pasear tranquilamente e ir descubriendo cada uno de sus rincones, siempre os recomendamos que callejeéis haya dónde vayáis y os perdáis por las calles, pero perderse por el casco antiguo de Pontevedra os embarcará de inmediato a un estado de sosiego y tranquilidad. Con respecto al aparcamiento no os podemos asesorar mucho porque nosotros solíamos dejarlo siempre cerca del puente da Barca en la zona de Poio, porque las pocas veces que entramos a Pontevedra para aparcar fué algo complicado, así que decidimos que era mejor alejarnos, también hay que tener en cuenta que justo en el momento en el que fuimos se encontraban las fiestas de La Peregrina (como ya hemos comentado anteriormente). Y hablando de las fiestas, os vamos a contar un poquito de ellas. 

El primer día vimos los fuegos artificiales desde el ponte da barca, debemos decir que no escatimaron en el espectáculo pirotécnico, y que (será algo que echamos de menos en el lugar dónde vivimos) fue bastante agradable poder disfrutar de ellos. En la zona del paseo de La Alameda es donde se sitúan los puestos tanto de comida como los típicos cacharros para los niños, se puede disfrutar del buen ambiente y como en cualquier feria merece la pena comer o cenar en alguno de los puestos (nosotros así lo hicimos, y también pude comprar alguna cosa más, aprovechando los puestos). 

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Por la zona del casco histórico nos encontramos muchísimas peñas y gente bebiendo y comiendo.Como en toda fiesta,las calles se ensucian mucho, nos sorprendimos de la cantidad de suciedad que se estaba acumulando una de las noches, todo sucísimo, calles completamente meadas, etc, vamos una noche de desfase total y todo ello hace mella en las calles pues os puedo asegurar que los servicios de limpieza en Pontevedra son excepcionales (al día siguiente absolutamente todas las calles se encontraban como si allí nada hubiera pasado), algo que nos gustó mucho, sobre todo a Víctor fueron las gentes cantando junto a las charangas que se amontonaban y al unísono podían disfrutar de los canticos populares del lugar.

Nos lo pasamos genial durante la noche mucho, había ambiente de fiesta y tuvimos el honor de ver como una de las peñas cantó en una pequeña plaza la conocida Rianxeira. 

Sin lugar a dudas estamos pensando seriamente volver a escaparnos para disfrutar de nuevo de ese ambiente. 

Valoración de la ciudad: 7.4

lunes, 6 de julio de 2015

A PAMPLONA HEMOS DE IR CON UNA BOTA Y UN CALCETÍN

Uffff no os olvidéis de nosotros… por favor!!!! Ya sabemos que llevamos mucho tiempo desaparecidos, pero nuestra ausencia está más que justificada, así que sin más demora os pediremos disculpas y nos pondremos a trabajar duro. Y sin más preámbulos y antes de que nos pille el toro, os vamos a hablar de la capital de la Comunidad Foral de Navarra, Pamplona.

Si vais en coche es nuestra obligación deciros que gran parte del centro de Pamplona está llena de aparcamientos de pago, tendréis que alejaros bastante del centro para encontrarlos de forma gratuita. Aparcar en Pamplona cerca del centro no es barato.

Todo lo que tenéis que ver de la ciudad está cerca y en un día tranquilamente se pueden ver todos los puntos de interés de la ciudad.

Es una ciudad con un rico patrimonio histórico y monumental, que hacen de ella, junto a diversas celebraciones que tienen lugar a lo largo del año, una ciudad receptora de turismo nacional e internacional, en la que sin lugar a dudas, destacan los Sanfermines. Los festejos comienzan con el lanzamiento del Chupinazo desde el balcón del Ayuntamiento a las doce del mediodía del día 6 de julio, y terminan a las doce de la noche del 14 de julio con miles de personas entonando el “Pobre de mí”. 

Dentro de poco menos de 12 horas, la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona será un hervidero lleno de miles de personas venidas de todo el mundo para asistir al Chupinazo que dará inicio a las Fiestas de San Fermín 2015, pero no solo queremos centrarnos en estás concurridas fiestas, hoy queremos que conozcáis un lugar bello, lleno de historia, arte y cultura.


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Lo más característico y conocido por todo el mundo de Pamplona es el recorrido del encierro que vas desde la Cuesta de Santo Domingo hasta la Plaza de Toros, iniciando su recorrido por la Cuesta de Santo Domingo, Plaza del Ayuntamiento, Calle Mercaderes, Calle Estafeta y desemboca en la zona de telefónica para concluir en la Plaza de Toros

Para los amantes  de los encierros o los toros, es un gustazo hacer el recorrido paseando tranquilamente, además os encontraréis con varios puntos interesantes de la ciudad.  

No deja de impresionar ver la empinada Cuesta de Santo Domingo, nada más cruzar el puente de Curtidores, una vez pasados los corralillos donde los toros esperan su turno durante las fiestas de San Fermín, una empinada cuesta asciende hasta el centro de Pamplona por lo que originalmente era uno de los principales barrancos de desagüe de la ciudad. En ella se encuentra una imagen de San Fermín incrustada en la piedra, se trata del punto donde los mozos cantan al copatrono de Pamplona cinco minutos antes de que dé comienzo el encierro en las mañanas de las fiestas en honor al santo, en esa misma calle podréis encontrar la antigua iglesia de Santo Domingo que da nombre a la misma.

Junto a la cuesta de Santo Domingo, se halla el Paseo de Ronda o del Redín, que va desde las almenas de las murallas y desde el cual se puede disfrutar de unas preciosas vistas de la ciudad. Recibe este nombre porque era el recorrido natural que hacían diariamente los soldados, para proteger la ciudad. Y en la parte de arriba de la Cuesta de Santo Domingo que encuentra el museo de Navarra cuya fachada el digna de fotografiar.

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Si seguís el recorrido llegaréis a la plaza del Ayuntamiento,  se encuentra en lo que durante la Edad Media era tierra de nadie, al encontrarse entre los tres burgos de la antigua ciudad de Pamplona: Navarrería, San Nicolás y San Cernin. Tras la unificación de los tres burgos bajo el reinado de Carlos III el Noble, la ciudad decidió levantar en ese punto la Casa de la Ciudad, o lo que hoy conocemos por Ayuntamiento. Desde 1953 la Corporación Municipal ocupa las modernas dependencias, escondidas tras una fachada centenaria cuya puerta se encuentra escoltada por dos esculturas que representan la Justicia y la Prudencia.

Una tercera figura vigila desde lo más alto de la fachada todo lo que acontece en la plaza. Se trata de la Fama, que toca una trompeta y está rodeada por dos Hércules y dos escudos con leones. En la parte más baja, junto a la puerta, dos pequeñas placas de mármol, colocadas en 1884, indican la altitud a la que se encuentra la capital. Una vez cruzado el umbral, una frase en latín colocada en el dintel de la puerta interior recuerda el ancestral origen de la Casa de la Ciudad y reza: “La puerta está abierta para todos. Pero mucho más el corazón”.

Si seguimos admirando tan distinguida ciudad podremos ver la Catedral de Santa María, situada en La Navarrería, que es el punto más alto y más antiguo de la ciudad. De estilo gótico la catedral destaca por su valor artístico, ya que está considerado como el conjunto monumental gótico más importante de Navarra, y en la que destacan en la torre norte tres campanas del siglo XVI. En medio de la nave central está el mausoleo de los reyes de Navarra, Carlos III y su esposa Leonor.

Un lugar emblemático para todo aquel visitante y sin duda alguna, los peregrinos que pasen por Pamplona hacia Santiago de Compostela deberán pasar por el Portal de Francia. 

Esta puerta es la que mejor se conserva de las seis que tenía el antiguo recinto amurallado de la ciudad. Fue construida en 1553 por el virrey, duque de Alburquerque y aún permanecen intactos su puente levadizo y sus cadenas. 
Conserva un escudo renacentista tallado con el águila bicéfala y las armas imperiales. Una placa recuerda la huida de Zumalacárregui de Pamplona en 1833 para ponerse al frente de las tropas carlistas.

Este punto es clave para el peregrino en su camino hacia Santiago, ya que indica la entrada en la primera ciudad del Camino tras el puente de la Magdalena. Los peregrinos ascienden por el camino a los pies de las murallas, entre hiedras y musgo, y acceden por esta puerta a la antigua ciudad de la Navarrería.

Siguiendo el recorrido nos encontramos con las calles Mercaderes y Estafeta.  La calle Estafeta, que debe su nombre a que en ella se instaló la primera estafeta de correos de Navarra en el siglo XVIII, es, sin duda, la vía de la capital navarra más famosa y televisada a nivel internacional. Con una ligera pendiente, parte del cruce con la calle Mercaderes y discurre sobre un pavimento adoquinado por el que numerosos pamploneses transitan diariamente, en ella pudimos tomar un delicioso desayuno de chocolate con churros en “El Churrero de Lerin”, no olvidéis pasaros por allí, no os decepcionará para nada, el local es pequeño, con una decoración tradicional, y con el aroma añejo pamplonés que se respira es este rincón de la ciudad.

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Justo en la calle paralela a Estafeta se encuentra la Plaza del Castillo. La plaza es fruto de construcciones de distintas épocas, por lo que puede apreciarse la gran variedad de estilos que tienen los edificios que la circundan, una función clave de la plaza del Castillo ha sido su papel de coso taurino ya que prácticamente todas las corridas se han desarrollado en ella desde 1385 hasta que en 1844 se construyó la plaza estable.

Cerca de este lugar nos encontramos con la Plaza del conde de Rodezmo, uno de los sitios más mágicos de Pamplona. Sales de la plaza del Castillo, recorres la avenida peatonal Carlos III y acabas en esta preciosa plaza con su fuente y su jardín central y su iglesia en el fondo, todo ello dentro del 2ª ensanche pamplones con edificios de principios del siglo XX.

Si seguimos el recorrido por Estafeta llegaremos hasta la Plaza de toros, proyectada en 1920 en el Segundo Ensanche de Pamplona para festejar las corridas de toros  y que cuenta con un aforo de unos 19.720 espectadores. Desde su construcción es propiedad de la Casa de Misericordia de Pamplona.

Justo enfrente de la Plaza de Toros, nos encontramos con el monumento al Encierro, en el que el escultor Rafael Huerta supo plasmar en un conjunto de estatuas refleja un momento representativo en los encierros de los San Fermines, con corredores en el suelo, toros pasando por encima de ellos, y otros avanzando rápidamente.

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Paseando nos encontramos con la Ciudadela, ésta se encuentra en el corazón de Pamplona. Linda con la estación de autobuses, la avenida del ejército y la vuelta del castillo. Junto a la ciudadela se encuentra lo que en pamplona llaman la “vuelta del castillo”. Se trata de un enorme jardín de algo más de 275.000 metros cuadrados. Es una buena idea dar un paseo por este jardín, si se tiene tiempo, rodea prácticamente la totalidad de la ciudadela. Se construyó en el año 1571 durante el reinado de Felipe II, durante los tiempos de la anexión del reino de Navarra a la corona de España de manera que esta fortaleza se construyo pensando en la defensa de la ciudad de los posibles ataques de Francia y al mismo tiempo para sofocar las posibles revueltas de los propios Navarros frente a sus nuevos gobernantes. Hoy en día, en los edificios que se mantienen en su interior se pueden ver multitud de exposiciones muy concurridas por la población de Pamplona.

De los edificios militares originales, aún se puede ver el polvorín de 1694, el almacén de mixtos de 1720 o la sala de armas de 1725.

Justo a la entrada a la Ciudadela desde el parque de la Vuelta del Castillo, atravesando un puente sobre los fosos, que en su día fue levadizo, nos encontramos la Puerta del Socorro, no es la entrada principal, pues da a las afueras de lo que era Pamplona antiguamente.

Paseando pudimos disfrutar del parque de Yamaguchi. Es un pintoresco parque del nuevo barrio de san Juan de Pamplona. Se denomina así en honor al hermanamiento de la ciudad con la ciudad japonesa que ostenta el mismo nombre. Es de estilo japonés y, cuenta con un gran césped con esculturas, árboles recién plantados, juegos para niños, un lago central, y el planetario, además de una zona con mesitas de picnic dónde poder disfrutar de una agradable tarde de charlas y juegos en un ambiente único y exquisito.

El parque de La Taconera es el más antiguo, hermoso y emblemático de los parques de Pamplona. Esta a menos de 10 minutos a pie de la plaza del Castillo y tiene una superficie de 90.000 m cuadrados. Se puede llegar en coche y buscar aparcamiento por las zonas limítrofes, es gratuito y no tiene horario de cierre. Sin duda alguna, lo que más atrae a los visitantes, es el pequeño zoo que se encuentra en los fosos, con ciervos, cabras, patos, pavos reales, gallos, etc, que conviven en semilibertad. En dicho parque también se encuentra el portal de la Taconera, Si visitas Pamplona, este es un rincón que no te puedes perder. 

Una vez vimos, el Parque de la Taconera nos dirigimos hacia la iglesia de San Lorenzo, es de las más visitas ya que dentro de la iglesia cabe destacar la capilla de San Fermín, de extraordinaria belleza, con la imagen de San Fermín en el altar, talla de medio cuerpo de madera, de semblante oscuro tal vez debido anteriormente al humo de las velas, y que los pamplonicas le llamen “morenico”, muy venerado por ellos y que su imagen sale en Procesión todos los años el 7 de Julio para recorrer sus calles llenas de gente.

Una vez visitamos las zonas más “turísticas” de Pamplona decidimos perdernos y pudimos disfrutar de la arquitectura del lugar, uno de esos rincones que nos encantaron se encontraba junto a la Iglesia de San Fermín de Aldapa, fue construida en el lugar donde, según la tradición, estuvo la casa natal del San Fermín, su forma actual data de 1701, siendo su fachada de finales del siglo XIX.

Debemos mencionar de forma especial su festividad San Fermín Txikito, a finales de septiembre, donde se conmemora la fecha en la que se produjo el martirio de San Fermín. También nos deleitamos con la Iglesia de San Cernín, como se la conoce, es de las más bonitas, si su exterior lo es su interior aun es mejor.

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En la torre se puede ver una veleta en forma de gallo, habitualmente se le conoce como “gallico de San Cernin” y el reloj que anuncia en los sanfermines el disparo del cohete con el que arranca el encierro.

El Parque Media Luna, es uno de los más bellos rincones de Pamplona, ​​aislado, tranquilo, sombreado. Este es también el lugar donde se puede obtener una hermosa vista de todos los jardines que rodean la ciudad. Es un rincón especial en el que encontrar un remanso de paz dentro de la ciudad, y a tan sólo dos minutos a pie desde cualquier sitio.

La Iglesia de San Saturnino, es una robusta construcción gótica construida entre los siglos XIII y XV, era el centro del antiguo pueblo del mismo nombre. En el pasado tenía una función no sólo religiosa, sino también militar y defensiva. Frente al atrio se encuentra un hoyo pequeño donde la tradición dice que el obispo Saturnino, patrón de Pamplona, ​​bautizó a los primeros cristianos de la ciudad. Cabe destacar algunas iglesias, que destacan no solo por su majestuosidad sino por su larga e intensa historia, La Iglesia de San Nicolás que podíamos decir que es una iglesia-fortaleza, su misión era la defensa del burgo de San Nicolas, es una de las más bellas y características de la ciudad debido a su torre de vigilancia, sus tres portales y sus porches exteriores, la Iglesia de San Francisco Javier, la Iglesia de la Milagrosa, la Iglesia de San Agustín y un sinfín de lugares de cultos verdaderamente hermosos.

No podemos despedirnos sin mencionar algunos de los lugares y monumentos más representativos de la ciudad como el Puente de la Magdalena, por el que los peregrinos, realizando el Camino de Santiago, cruzan el río Arga, a las puertas de Pamplona. Presenta el mismo estilo que el de Puente la Reina y por eso su base nos indica que en su origen pudo ser románico. En 1939 fue declarado monumento histórico-artístico y reconstruido en 1963; El portal nuevo, construido en 1950; el Monumento a los Fueros, una estatua de 25 metros, construida a principios del siglo XX, situada frente al Palacio de la Diputación de Navarra, en el paseo de Sarasate, y que simboliza la libertad navarra, dada a través de los Fueros.

Formada por tres cuerpos, el cuerpo inferior consta de cinco caras que simbolizan las merindades de Navarra. Debajo hay cinco placas de bronce con distintas inscripciones que aluden a la defensa de los Fueros. En el cuerpo central destacan cinco grandes esculturas que simbolizan el trabajo, la paz, la justicia, la autonomía y la historia.

Pasear por las diferentes calles de la ciudad pamplonica es un verdadero gustazo, incluso todos o la mayoría sabemos la ideología política que nos podemos encontrar por la ciudad, con banderas a favor del acercamiento de presos de eta a Euskadi, es la idiosincrasia de la ciudad, nos guste o no nos guste.

Nosotros nos llevamos un pequeño mal sabor de boca. Paseando por la calles de Pamplona más concretamente por una calle paralela a Estafeta se encontraba un grupo de jóvenes, en modo de fiesta con una gran mesa en la calle con comida y bebida un festejo de los más normal y de lo más sano a priori, hasta que nos percatamos de las pancartas que exhibían, en contra de España y los españoles, eran un pequeño grupo de batasunos... una pena pero como decía un gran escritor vasco, Miguel de Unamuno: "El nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando".  

Una vez concluida nuestra visita, estamos seguros de que volveremos para disfrutar de los San Fermines en todo su esplendor.

Valoración: 7,3